La depreciación del peso que tuvo lugar a fin del año pasado no terminó de empujar las exportaciones durante el primer cuatrimestre de 2018. La aceleración de la inflación impidió que un cambio significativo en el tipo de cambio real, por lo que no hubo mejora en la competitividad de la mayoría de los sectores de la economía. Durante los primeros cuatro meses del año las ventas al exterior aumentaron 4,1% mientras que las importaciones lo hicieron 19,3%. El déficit de la balanza comercial se profundizó un 165% hasta los 3.420 millones de dólares.
El Intercambio Comercial Argentino (ICA) difundido ayer por el Indec muestra que la balanza comercial acumula 16 meses consecutivos de caída y la perspectiva es que la situación deficitaria continúe durante todo el año, aunque podría moderarse por el salto en el tipo de cambio nominal. En abril, como consecuencia de la sequía, las exportaciones de productos primarios cayeron de manera interanual 13,3% afectados en gran medida por la sequía que afecta amplias zonas del país. En cuanto a las importaciones, las que más crecieron en el cuarto mes del año fueron los bienes intermedios con el 27,9% en la comparación interanual, seguidos por piezas y accesorios para bienes de capital con el 27,3% y artículos de consumo, con un incremento del 23,8%.
La corrida cambiaria y la devaluación que comenzó a fines de abril tendrá, para distintos análisis privados, efectos claros en la balanza comercial, principalmente por la vía de un enfriamiento en el ritmo de importaciones por la apreciación del dólar. Las exportaciones, de todas formas, necesitarán más del empuje del comercio con Brasil, cuya perspectiva de crecimiento económico fue revisado hacia la baja recientemente. «Sumado a lo que ya se descuenta será un menor de nivel de actividad, las importaciones difícilmente sostengan la fuerte dinámica de los primeros cuatro meses. En tanto, la depreciación del precio puede ayudar al sector exportador, particularmente a las manufacturas de origen industrial argentinas. Esto nos hace esperar un rojo que, aunque por encima de los más de 8.000 millones del 2017, será inferior a lo que anticipábamos al comenzar el año», explicó un reporte Abeceb. Respecto a las compras al exterior, ACM agregó que «las importaciones de bienes de capital y bienes de consumo siguen en registros elevados y quizás sobre estas últimas se vean los primeros efectos de la devaluación en los próximos meses».
Para que las exportaciones aumenten su ritmo, explica por su parte la consultora LCG, el Gobierno necesitará «sostener la ganancia de competitividad reciente». «El efecto inmediato se asocia más a una mejora en la rentabilidad de las exportaciones ya existentes que a un aumento significativo en las cantidades exportadas o la aparición de nuevos exportadores», apuntó. El factor Brasil, además, puede no ser lo suficientemente favorable para las exportaciones. «El freno reciente de la actividad en Brasil, que en el año acumula 1,5%(y llevó a los analistas a recortar los pronósticos de 2,92% a 2,5%), podrían impactar en negativamente en los meses próximos», concluyó LCG.
Más allá de eso, el 2018 podría registrar cierto alivio en el peso del déficit externo. «Producto de los movimientos en el tipo de cambio de la primera mitad de mayo, esperamos que el rojo comercial no se profundice en 2018. Según nuestras proyecciones, el mismo rondaría u$s8.200 millones». Abeceb también estimó una cifra final para este año. «Si bien hay un grado de incertidumbre alto respecto de cómo reaccionará el frente externo al cambio de escenario macro, vemos 2018 cerrando con un déficit entre 9 mil y 10 mil millones, no muy distante a lo que fue el cierre de 2017».
Fuente: BAE Negocios