El Gobierno le reclama a los empresarios que exporten más, mientras estos le piden mejores condiciones para poder competir. En 2017, las exportaciones sumaron u$s 58.428 millones, apenas por encima del año anterior, lideradas por productos alimenticios y del reino animal. Las de manufacturas de origen industrial apenas resucitaron, tras un lustro de caída constante.
El empresario José Luis Basso se hizo célebre en la década del 90 exportando válvulas para motores de autos. Desde su fábrica en Rafaela, Santa Fe, logró, según cuenta la leyenda, venderle sus productos a la mismísima Ferrari y a Maserati. En algún encuentro de empresarios se lo escuchaba relatar cuando iba a tomarse el avión con su valija para gastar suelas de sus zapatos golpeando puertas en Europa.
Era la época en la que el tipo de cambio de la Argentina no ayudaba mucho a los audaces del comercio internacional, debido al 1 a 1, combinado con altas tasas de interés y problemas de logística casi idénticos a los actuales, con la única diferencia de que no había inflación. Así el empresario demostraba que era una cuestión de empeño la exportación de productos industriales, mas allá del contexto económico. Con astucia y planificación se podían sortear los obstáculos.
Pero la actualidad presenta escenarios más complicados. Al retraso del tipo de cambio se suma la inflación, altas tasas de interés y mayor presión fiscal que hace 20 años. El diagnóstico certero es que las ventas externas no crecen tanto como lo hacen las importaciones. Si las compras crecen es debido a que la economía se está expandiendo. Entonces, como las exportaciones no mejoran del mismo modo salta a la luz que hay un problema de competitividad.
El año pasado, de acuerdo con los datos de Indec, las exportaciones sumaron u$s 58.428 millones, lo cual expresa un incremento pequeño de apenas 0,9%. Si uno revisa mejor los números, en 2017 se realizaron menos envíos cuando se los mide en toneladas. Más precisamente, 0,4%, pero todo eso fue disimulado por una mejora de los precios del 1,4%. Aún así, para los industriales fue el mejor de los últimos cinco años, ya que después de un lustro de caídas constantes, las ventas de Manufacturas de Origen Industrial (MOI) pudieron mostrar aliviadas un número positivo. Apenas resucitaron.
A pesar de los problemas que presenta la economía, la Argentina todavía lograr venderle al mundo varios productos, según muestran datos relevados por la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI). Se concentran en los sectores más competitivos, los vinculados al agro y el campo. Se exportaron productos alimenticios por u$s 13.251 millones y productos del reino animal por u$s 12.751 millones; Grasas y Aceites, por u$s 4941 millones, entre los rubros más importantes. En productos del reino animal se vendieron unos u$s 4701 millones. Se puede decir que el 2017 fue el año del retorno de la carne argentina porque sus ventas crecieron 25% respecto del año anterior. Parecen quedar atrás las épocas en las que el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, quería impedir a toda costa que los frigoríficos vendieran al exterior, con la supuesta idea de que el trabajador argentino iba a poder acceder a un churrasco a valores ínfimos si se vendía todo adentro.
En el rubro que engloba a los metales y piedras preciosas, que incluye perlas finas, se produjeron envíos por u$s 2334 millones, de los cuales se entiende que la mayor parte es oro o mezclas que contienen el metal dorado y que se procesan en el exterior.
Aunque los empresarios del sector del calzado y el cuero lamentan el avance de las importaciones, se exportaron por este rubro u$s 780 millones. Claro que gran parte de ello es el denominado wet blue, es decir, el cuero con un primer tratamiento de curtido, que puede figurar como un producto de valor agregado, aunque ínfimo.
La Argentina también exportó productos químicos por u$s 3935 millones. Aunque éste sea uno de los rubros deficitarios del comercio exterior, es claro que alguien puede seguir exportando a pesar de todos los contratiempos.
Otro sector que también tiene la balanza en rojo es plástico y caucho, que el año pasado logró colocar afuera productos por unos u$s 1302 millones.
Cambio de tendencia
Según plantea el Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina (CEU), «el sector industrial cambió su tendencia después de cinco años consecutivos de caídas de sus ventas externas». El CEU destaca que «las exportaciones industriales aumentaron 5,8% en términos interanuales, y alcanzaron un valor de u$s 25.826 millones, sin tener en cuenta los rubros vinculados al complejo de oleaginosas». Lideraron el crecimiento de las exportaciones el sector de carnes y sus preparados (25,1%), material de transporte (17,5%) y automotriz (10,3%).
«En el acumulado del año, los principales sectores con menor dinamismo exportador fueron el sector de lácteos (7,5%) y el complejo de molienda de oleaginosas (2,6%)», señala en su reporte de enero pasado el centro de estudios de la UIA.
El CEU detalla que las ventas externas durante 2017 no evolucionaron de manera estable. Las de origen industrial crecieron todos los trimestres y las de energía presentaron crecimientos interanuales solo en los trimestres primero, tercero y cuarto. También indica que «las ventas externas totales se expandieron en el primer trimestre un 2,5%, pero luego presentaron poca fluctuación con respecto al mismo período del año anterior, cerrando el año con 1,1% de incremento en el último trimestre».
A su vez, las manufacturas de origen agropecuario, según indica el reporte, «presentaron crecimientos trimestrales en los meses impares». En particular, el complejo de oleaginosas mostró resultados negativos a partir de abril. Por lo tanto, las exportaciones industriales sin dicho complejo crecieron fuertemente todo el año.
También según los datos de la UIA, las exportaciones de metales comunes y sus manufacturas crecieron en 2017 el 36%; caucho y manufacturas, 22%; papel, cartón, imprenta y publicaciones, 20%; material de transporte terrestre, 17%; piedras y metales preciosos, 12%; materias plásticas y manufacturas, 5% y máquinas y aparatos eléctricos, 2% interanual.
Con estas cifras, la pregunta es si se mantendrá la tendencia en 2018, y todo apunta a que sí. La importaciones van a crecer por encima de lo que lo harán las «expo».
El Indec informa que en enero las exportaciones alcanzaron u$s 4750 millones y las importaciones u$s 5736 millones. El déficit en la balanza comercial fue de u$s 986 millones. Las exportaciones aumentaron 10,7% respecto al mismo mes del año anterior. Los precios subieron 5,9% y las cantidades 4,6%. Las exportaciones de productos primarios subieron 12,4%; y las de manufacturas de origen agropecuario (MOA) se redujeron 8,8%; las manufacturas de origen industrial (MOI) pegaron un salto del 29,6%, y las exportaciones de combustibles y energía aumentaron 63,2%. En términos desestacionalizados, las exportaciones totales de enero aumentaron 13,9% respecto del mes anterior.
Recaudación
Una dato relevante de la recaudación tributaria de febrero indica un cambio en la tendencia. Las retenciones a las exportaciones crecieron 424 % de manera interanual. El año pasado, en el segundo mes se registraron ingresos al Fisco por $ 1071 millones, mientras que este año entraron $ 6523 millones. En cambio, los derechos aduaneros crecieron 50 % de forma interanual.
Enrique Mantilla, titular de la Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA), considera que en 2018 las exportaciones argentinas pueden subir, pero bajo determinadas condiciones. «Nuestro escenario básico es de un incremento del 5%, pero con importantes riesgos a la baja», estima Mantilla en declaraciones a El Cronista.
De acuerdo con el titular de CERA, los envíos locales al exterior estarán condicionados por «el Impacto del cierre del mercado de los Estados Unidos en biocombustible, aluminio y acero, que no es compensado por el reingreso de la Argentina en el Sistema Generalizado de Preferencias». También condicionará «el efecto sequía que afecta a los cultivos de verano y la hacienda que será parcialmente compensado con la suma de los precios del maíz y la soja» . Y también habrá que observar «el potencial desorden de los mercados por una escalada de retaliaciones con dos disruptores: China y los Estados Unidos».
En febrero pasado, el ministro de la Producción Francisco Cabrera señaló que la falencia «es nuestra capacidad exportadora, tras muchos años de destrucción de nuestra base exportadora». También Eduardo Levi Yeyati, ex director de Argentina 2030, instó a «encontrar la manera de exportar más porque si no, no vamos a tener los dólares para comprar las importaciones asociadas, con un crecimiento del 3% durante 10 años».
Con estas advertencias muchos se ilusionan con que el Poder Ejecutivo anuncie una Estrategia Nacional Exportadora como realizó para los Estados Unidos el presidente Barack Obama en 2010, cuando lanzó la National Export Strategy. Pero por ahora no ha ocurrido. «Tampoco se anunció el Plan Nacional para la Facilitación del Comercio después que recién en enero de este año se ratificó el Acuerdo de Facilitación del Comercio de la OMC. Hay una demanda que requiere que el Gobierno produzca hechos estructurantes», dice Mantilla, y señala que lo que es un dato «sintomático» es que habiéndose anunciado Argentina, Supermercado del mundo, las exportaciones agroindustriales hayan caído un 3,6% en 2017. «Creo que es un indicador de todo el trabajo que hay que realizar», dice.
Respecto de las ventas al Mercosur, destaca que la clave de las exportaciones a Brasil es el nivel de actividad. «En la medida que mejore, favorece las exportaciones argentinas. La caída del PIB de Brasil 2015-2016 fue de más del 7% y en 2017 recuperó solamente un 1%. Si continúa la recuperación en 2018, las exportaciones mejorarán», explica.
Diego Coatz, director Ejecutivo de la Unión Industrial Argentina (UIA), quien estuvo largo tiempo al frente del CEU, sostiene que la mejora de las exportaciones de MOI se relaciona con la salida de Brasil de la recesión. En eso coincide con Mantilla. «Las MOI se recuperan porque mejora Brasil», explica el hombre de la central fabril. Coatz ubica al incremento de las exportaciones industriales concentrado en cuatro sectores. «Se recupera el sector automotriz, por efecto de Brasil, aparece el bloque de biocombustibles, porque empezaron a haber exportaciones a la Unión Europea y hay algo de aluminio y de productos químicos, pero no es una suba generalizada en todos los bloques», indica. El director ejecutivo de la UIA señala que las exportaciones industriales «van a crecer mas rápido este año, sobre todo en lo que tiene que ver con Brasil».
Del mismo modo, el eonomista de Abeceb, Franco Roland, analista sectorial, estima que la mejora de las exportaciones argentinas de 2018 se relacionan directamente con Brasil, aunque para él existen dos motivos más. Por un lado, apunta que hay un «cambio empresario cultural» en el país. «Hay muchas industrias que están cambiando de estrategia», explica Roland. Eso implica tener una mirada más audaz en exportación, como un reaseguro contra la mayor competencia de lo importado en el mercado interno. El economista tambien considera que hay un efecto de las reformas económicas de Cambiemos. «Aunque van lento, creemos que comienzan a tener impacto en los costos de las empresas», señala.
Roland, quien está enfocado en el sector automotriz, también coincide en que este año los envíos al exterior crecerán «en torno al 5%, mientras que el año pasado para nosotros fue de 1,1%». En ese sentido, considera que el envión que tuvieron las «expo» no alcanza para «un despegue».
En tanto, en la consultora de Dante Sica ven para este año un incremento del 11,8 % de las exportaciones de origen industrial. «Buena parte de ello se explica por el sector aumotriz que crecerá 13,8%», añade Roland. Cuando se lo mide en cantidad, se espera un crecimiento de 20% para ese rubro específicamente. Además existe un cambio entre las terminales que potencia la exportación. Hay más autos en la venta, además de pick ups, que es la especialización de nicho de la Argentina que la convierte en una buena proveedora regional.
Con relación al impacto de la recuperación brasileña, para el economista de Abeceb, genera un incremento de 0,25 puntos por cada punto de crecimiento del PBI del país vecino. En el caso de las MOI, se eleva a 0,33 puntos.
Fuente: El Cronista