Las líneas para prefinanciar exportaciones se retraen y se reduce el presupuesto para la innovación. Por los niveles de dolarización de los costos, la presión impositiva y la caída del mercado interno, empresarios ven inviables las metas del oficialismo.
Luego de anunciar el plan Argentina Exporta, que pretende triplicar las ventas al exterior para el año 2030, el Ministro de Producción, Dante Sica, expuso en el coloquio IDEA y exhortó a los empresarios a dejar de mirar el mercado interno.
Con el salto en el tipo de cambio, que llegó a superar el 100% de aumento este año, el gobierno depositó su optimismo en la posibilidad de que se provoque una avalancha exportadora en sectores de la industria que hoy se encuentran golpeados por la caída del consumo y tienen alrededor de un 40% de su capacidad instalada ociosa.
La apuesta oficial es tan significativa que en la previsión económica del Presupuesto 2019 confió un aumento en las exportaciones del 20,9%, que vendría a equilibrar la caída estimada en el plano local por los efectos de la recesión de este año.
«La intención me parece buena, pero el contexto de la realidad es otro: se redujeron un 66% los reintegros, se puso una retención de $3 por dólar sin discriminar la generación de valor agregado, vemos que es un plan sin precisiones», afirmó José Urtubey, empresario dirigente de la UIA.
Otro de los puntos que recalcó el gobierno es la baja cantidad de pequeñas y medianas empresas con ventas internacionales y apuntó a cuadruplicar ese número. Aldo Lo Russo, titular de Taller Baigorria, una pyme metalúrgica que exporta a diecisiete países, señaló las dificultades que atraviesa para abrir nuevos mercados: «Es una tarea que lleva muchos años, no es producto de una coyuntura favorable por el valor del dólar, el mundo está muy cerrado».
La semana pasada también sacudió a los planes del gobierno el resultado del ranking de competitividad global que elabora el tantas veces elogiado por Mauricio Macri Foro Económico Mundial. Argentina cayó dos puestos, al 81, arrastrada principalmente por los problemas en la macroeconomía, la suba del dólar y la inflación. Este relevamiento también posicionó al país como la economía con peor rendimiento del G20 y contrarió al diagnóstico del equipo económico al ubicar como fortalezas el tamaño del mercado interno, el sistema de salud y la habilidad de sus trabajadores.
Los industriales coincidieron en que la devaluación no conseguirá el efecto que tuvo luego de la salida de la convertibilidad, entre 2001 y 2003, cuando se logró triplicar las exportaciones. Por el contexto mundial proteccionista, pero también por la estructura de costos. Urtubey señaló que, para estos sectores, en promedio dos tercios de esos valores suben al ritmo de la divisa norteamericana.
Ariel Aguilar, presidente de la Cámara de las Manufacturas del Cuero, indicó que «nosotros supimos despegar con la salida del uno a uno y ser exportadores, pero este año el cuero aumentó al ritmo del dólar, igual que las tarifas, los combustibles y peajes, que configuran el 80% de nuestro precio base».
La semana pasada cerró con una nueva alza de la tasa de interés, 72% para las Leliq. Las pymes ven en la dificultad del acceso al crédito una de las principales desventajas a la hora de competir en el mercado extranjero. Según el último relevamiento del Instituto Internacional de Finanzas, Argentina es el país con la tasa de interés más alta del mundo.
«Justo el mismo día que Sica anunciaba el nuevo plan, me llamó el oficial de negocios de un banco para avisarme que eliminaron la prefinanciación de exportaciones. Sin crédito es inviable pensar en cambiar la matriz de negocios», argumentó Lo Russo.
El informe del Foro Económico Mundial también destaca el valor de la innovación productiva en las empresas locales. Fernando Peirano, economista experto en el área, advierte que la reducción en el presupuesto asignado para el ex Ministerio de Ciencia y Tecnología es una mala señal para lo que se venía sosteniendo como una política de Estado que conseguía destacar a las industrias locales.
Por otro lado, también alertó sobre la decisión del gobierno de no renovar la ley de software, que vence el año que viene y otorga beneficios impositivos a las empresas de un sector en crecimiento que marcó su récord de exportaciones en el año 2017, con 1.699 millones de dólares. «Estamos descuidando fortalezas importantes para que las exportaciones sean de largo plazo, diversificadas en producto y proceso, más estables en términos de flujo de divisas y menos vulnerables a precios fijados por terceros», señaló.
Los anuncios del Ministerio de Producción tuvieron pocas precisiones. Sica volvió insistir sobre la importancia del Exporta Simple, herramienta lanzada el año pasado para intentar abaratar costos logísticos. Desde el empresariado advierten que los precios de entrega siguen siendo muy altos debido a la exclusión del Correo Argentino y que solo funciona para cantidades muy pequeñas en nichos específicos.
Por último, consultado sobre las herramientas imprescindibles para alcanzar los objetivos trazados para el año 2030, Urtubey indicó que «hay que bajar la presión tributaria, promover el financiamiento productivo y proteger el mercado interno para que traccione las exportaciones». Y sentenció: «Lo que necesitamos es un plan económico industrial».