Históricamente nuestro comercio exterior constituyó una expresión más de la alarmante pendularidad de las políticas públicas, pasando a veces sin escalas de un aperturismoirresponsable y suicida, al proteccionismo prebendario, generalmente alejados del necesarioequilibrio que imponen las relaciones económicas internacionales.
Las exportaciones cumplen un papel destacado en la economía argentina, no solo por su contribución al valor agregado y al empleo, sino también por su íntima vinculación con la solvencia externa del país, dada su capacidad de generar divisas de forma genuina. El crecimiento de las ventas al exterior mediante la diversificación de productos y servicios, sobre todo los de mayor valor agregado y la apertura de nuevos destinos, se presentan como los caminos más adecuados para evitar las situaciones de restricción externa que, reiteradamente, han afectado a nuestro país, particularmente en las últimas
seis décadas.
El comienzo del nuevo milenio mostró una fuerte expansión del valor exportado por Argentina. En concreto, entre 1999 y 2011, las exportaciones medidas en dólares avanzaron un 256 por ciento, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos.
Básicamente, esta expansión fue el resultado del crecimiento de los precios de los productos exportados más que de un aumento genuino en las cantidades vendidas, dejando en evidencia una característica que debe interpretarse como una debilidad del desempeño. A ello sumemos la irrupción de una pandemia global, en el que se reconfiguran las relaciones comerciales entre las naciones, circunstancia que
implica redoblar esfuerzos públicos y privados para mejorar la competitividad de nuestros productos y servicios en el escenario internacional. Según un informe del BID de septiembre de 2020, “La
pandemia del COVID-19 ha provocado un shock negativo masivo que está afectando de manera considerable los niveles de comercio internacional en el mundo y, en particular, en la región. A diferencia de la crisis financiera mundial que tuvo lugar hace una década, la pandemia ha tenido un impacto negativo mucho mayor sobre el margen extensivo del comercio. Este impacto se registra específicamente en términos, tanto de las cantidades de firmas y productos en el caso de las exportaciones como en términos de las cantidades de firmas en el caso de las importaciones”.
Desde las entidades especializadas del comercio exterior expresamos la permanente voluntad de seguir construyendo puentes y aportar todo nuestro expertise para afrontar estos desafíos históricos. Nuestro comercio exterior tiene que ocupar, definitivamente, un lugar prioritario en la agenda pública. Ello implica el compromiso de los distintos niveles de la administración nacional, provincial y local armonizando acciones con el fin de darle volumen y consistencia a las políticas que favorezcan de manera sustentable la internacionalización de las empresas de nuestro país.