La primera sesión plenaria de la XI Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) puso en evidencia las pretensiones de los 164 miembros de la entidad multilateral, y marcó la cancha sobre lo que puede esperarse de las negociaciones que tienen lugar en el hotel Hilton, de Puerto Madero. Luego de las formalidades, la presidenta de la conferencia, Susana Malcorra, dio la palabra a los jefes de delegación que se anotaron para expresar sus posiciones y opinar sobre el rumbo de las deliberaciones.
A su turno, el canciller Jorge Faurie, jefe de la delegación local, hizo un llamado a los países miembro de la OMC para avanzar «en el proceso de reforma del comercio agrícola», cuyo tráfico enfrenta las murallas que varias potencias levantaron hace décadas. El ministro observó que Argentina «tiene mucho potencial» en la producción de alimentos, que hoy alcanza para nutrir a 400 millones de personas al año y que se busca aumentar a 600 millones en 2020, para satisfacer la creciente demanda mundial.
La mención de Faurie no fue casual, sino que hace a la estrategia conjunta que unos diez países de la región que se comprometieron el domingo, durante la sesión inaugural de la conferencia ministerial, a establecer acciones conjuntas y «continuar el proceso de reforma de las reglas de comercio internacional de productos agrícolas». Uno de los que siguió la línea argentina fue Brasil, que recomendó dar «un debate franco» sobre las subvenciones en este mercado.
La jugada en conjunto hizo mella en la Unión Europea (UE), que a través de su comisario para el comercio, Cecilia Malmström, lamentó que «haya progresos en la ayuda interna en la agricultura». Desde los tiempos de posguerra, el viejo continente tiene una Política Agrícola Común (PAC) que buscó asegurar el autoabastecimiento alimentario con precios estables para los productores. Dicha política fue mutando en los años, tras sucesivos juicios perdidos en la OMC, y pasó de subsidiar el producto a cooperar con el sostenimiento de los agricultores y ganaderos, y las comunidades rurales.
El contrapunto sobre las reglas del mercado agrícola no impide, sin embargo, que la delegación europea y las de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay continúen negociando los puntos finales de un acuerdo de asociación birregional que esperan anunciar en los próximos días.
Pese a las buenas intenciones y los avances que el consejo general de la OMC tuvo respecto a los subsidios al comercio agrícola, los negociadores coinciden en que los resultados de la conferencia pueden ser, cuando mucho, moderados. La máxima aspiración es lanzar, en la sesión de clausura, un grupo de trabajo que propondrá en un futuro modificaciones que se pondrán a consideración de los ministros de comercio en otros dos años.
Faurie también convocó a avanzar en los asuntos pendientes de la cuarta ronda ministerial de la OMC, sucedida en Doha, Qatar, en 2001, cuando se lanzó un plan ambicioso de trabajo que aún sigue abierto y sin avances en varios aspectos. Puntualizó la incorporación de reglas sobre el comercio electrónico, la participación de pymes, y la facilitación de inversiones.
En línea con el discurso de Macri del domingo, el Gobierno reiteró oficialmente su defensa de «un sistema de comercio internacional basado en reglas, abierto, y equitativo». Un contraste con las abiertas críticas que el representante para el Comercio de Estados Unidos, Robert Lightizer, hizo contra la OMC, sobre la que dijo que está «perdiendo su foco esencial» y «se está convirtiendo en una organización de litigio».
Fuente: El Cronista Comercial